Abstract:
Todo educador católico en virtud de su Bautismo, el perfeccionamiento de la gracia bautismal por el Sacramento de la Confirmación y la fuerza de Cristo resucitado en la Eucaristía está llamado como miembro vivo de la Iglesia, a proclamar proféticamente el Evangelio a todo el mundo con palabras y las obras en la vida diaria, incluso en su ambiente profesional; y así cumplir la misión que toda Iglesia recibió de su fundador.