Abstract:
Dios creó para los ángeles el cielo empíreo; para los hombres el paraíso celeste; y para Sí, María Santísima. Con ella, por decir así, Dios agotó su "imaginación". No la podría haber creado más perfecta, más bella, más maternal, más dulce de lo que la hizo. Ella es la obra prima de Dios: es en Ella que la Santísima Trinidad se complace. Idea bellamente expresada en las enseñanzas de muchos santos marcadamente marianos como San Luis María Grinion de Monfort, san Alfonso María de Ligorio, San Antonio María Claret, etc.