Abstract:
Platón llega a distinguir en el alma -al igual que en el Estado- tres partes o géneros: racional, irascible y apetitivo. El principio parece obligarnos a entender cada uno de ellos como diferentes en sentido estricto, ya que lo quiere y lo rechaza la bebida deben ser dos cosas genuinamente distintas. En caso contrario, hablaríamos de una misma cosa que sufre padecimientos contrarios. Pero, si es así ¿qué pasa con la inmortalidad del alma? No podemos decir que Platón renuncie a ella; de hecho, encontramos una demostración de ello en Libro X de La República.